Restaurante Eirado da Leña, Pontevedra
La semana pasada, aprovechando que estábamos de vacaciones, nos decidimos a salir de nuestra querida ciudad para probar alguna de las opciones del Grupo Nove. Como las referencias que teníamos eran muy buenas, apostamos por el Eirado da Leña en el "nuevo" Casco Antigüo de Pontevedra, en la Plaza da Leña. En esa plaza, tienen dos locales más: una tapería y una casa de Xantar, el Loaira que funciona con raciones más que elaboradas.
Nos propusieron varios menús degustación con diferentes precios, desde los 24 hasta los 38 € (sin IVA) y en los que variaba el número de platos. De los cinco comensales, 2 nos decantamos por el "menú largo" con pescado y carne y las chicas sólo comieron un segundo.
Empezamos con sus famosas pipas de girasol y calabaza, que parece que no vas a comer ninguna y que al final siempre deseas que no se acaben... Eso fue el preludio al "sashimi de sardina con costra de kikos" porque el pescado estaba realmente crudo lo que realzaba más su ya potente sabor.
A continuación degustamos un par de aceites de oliva, una fuerte y el otro más suave que con el pan tostado que nos sirvieron sobre una placa de pizarra, hicieron que el Cunqueiro III Millenium lo saborearamos muchísimo mejor.
Y ahora es cuando empieza lo bueno: EL (así, con mayúsculas ) foie casero con reducción de Pedro Ximénez que le iba que ni pintado. La amable camarera nos indicó que comiéramos la hoja de menta que acompañaba al foie. Pensábamos que era de adorno, pero al meterla en la boca, a todos se nos llenó de un potente dulzor. Sorprendente que una hojita tan pequeña (apenas 1 cm) tuviese tanta concentración de sabor.
Cuando aún nos estábamos relamiendo con el foie, apareció un arroz de anémonas con vieira a la plancha. Nos explicaron que las anémonas sólo las echaban para darle sabor y cremosidad (y vaya si se los daba).
A partir de aquí empezaban los platos fuertes. Atún rojo "al dente" y sargo a la gallega en los pescados y entrecot de ternera y taco de cochinillo en las carnes. Con esto ya nos habíamos cambiado al Toro.
A estas alturas del partido, pasadas ya las 4 y media, creíamos que ya no podíamos más, pero como asegura un gran amigo: "siempre hay sitio para los postres..." y cuánta razón tiene. Una cucharada con una bolita de queso Das Neves cubierto con miel para empezar y un vasito con una espuma de cava con fresas confitadas y jenjibre que a todos nos puso de acuerdo en que con uno no llegaba...
Hasta que probamos el brownie con espuma de chocolate blanco. Sencillamente, impresionante. La camarera nos aseguró que este postre y el foie casero eran los únicos platos que nunca habían quitado de la carta y que aunque lo habían intentado, el clamor popular les hizo devolverlos a los menús. Gracias a Dios...
Acabamos con los cafés cerca de las 5 y media. Cuenta final: 244 €. Nota total: tenemos que volver........... y lo haremos!!
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