MIÉRCOLES 1 DE JULIO DE 2009
Restaurante La Batea, Moaña, Pontevedra
El restaurante Tapería La Batea, está situado en Moaña en pleno paseo marítimo. La verdad es que nos sorprendió gratamente puesto que fuimos a caer ahí casi por descarte, ya que no encontrabamos ningún sitio donde comer.
Resulta extraño en un pueblo de mar, que en pleno paseo marítimo no haya un poco mas de diversidad en cuanto a sitios de comidas (aunque puede ser que nosotros nos encontraramos justo en la zona equivocada).
En este caso nos sentamos fuera, en unas mesas situadas en la terraza (en plena calle), pero la verdad es que con el calorcillo casi lo agradecimos. Lo que mas nos llamó la atención fue la carta que aunque escueta tenía un par de platos que incitaban a pedirlos, y como no podía ser de otra forma probamos un poco de todo.
Para empezar pedimos unas croquetas de camarones que estaban muy jugosas aunque la ración era de seis croquetas que para cuatro personas siempre resulta un problema, aunque solventable. A continuación un salpicón de rape con gambas muy rico. Para continuar pedimos un plato que nos llamó poderosamente la atención, cazuela de pulpo con fabas y langostinos servido en una olla de barro y preparado con una salsa tipo marinera que estaba como se suele decir para tomar pan y mojar (de hecho fue lo que hicimos). Y como culmen un revuelto de langostinos setas y fabas que estaba de quitarse el sombrero, con las setas en su punto justo y con un toque de brandy y ajo.
Todo ello bien regado con un buen albariño, Quinta do Couselo, que probablemente volvamos a probar en la Feria do Rosal (ya estoy contando los dias...) y que comentaremos como se merece.
Al final solo dos pedimos postres y la verdad cuando nos dieron la carta fuimos de cabeza a los helados caseros. En principio pedimos los dos de cítricos pero solo quedaba uno con lo cual me tuve que pedir el de frutas del bosque. Solo puedo decir que el helado de cítricos casero estaba esquisito, de los mejores que he probado en mi vida, solo comparables con los helados cremosos que nos tomamos en Melbourne (solo de pensarlo me caen las lágrimas, quien los pillara!!!).
Del precio prefiero no comentar nada, simplemente echad un ojo a la nota porque habla por si misma. Creo que todos coincidiremos en que la relacción calidad precio es inmejorable.
Resulta extraño en un pueblo de mar, que en pleno paseo marítimo no haya un poco mas de diversidad en cuanto a sitios de comidas (aunque puede ser que nosotros nos encontraramos justo en la zona equivocada).
En este caso nos sentamos fuera, en unas mesas situadas en la terraza (en plena calle), pero la verdad es que con el calorcillo casi lo agradecimos. Lo que mas nos llamó la atención fue la carta que aunque escueta tenía un par de platos que incitaban a pedirlos, y como no podía ser de otra forma probamos un poco de todo.
Para empezar pedimos unas croquetas de camarones que estaban muy jugosas aunque la ración era de seis croquetas que para cuatro personas siempre resulta un problema, aunque solventable. A continuación un salpicón de rape con gambas muy rico. Para continuar pedimos un plato que nos llamó poderosamente la atención, cazuela de pulpo con fabas y langostinos servido en una olla de barro y preparado con una salsa tipo marinera que estaba como se suele decir para tomar pan y mojar (de hecho fue lo que hicimos). Y como culmen un revuelto de langostinos setas y fabas que estaba de quitarse el sombrero, con las setas en su punto justo y con un toque de brandy y ajo.
Todo ello bien regado con un buen albariño, Quinta do Couselo, que probablemente volvamos a probar en la Feria do Rosal (ya estoy contando los dias...) y que comentaremos como se merece.
Al final solo dos pedimos postres y la verdad cuando nos dieron la carta fuimos de cabeza a los helados caseros. En principio pedimos los dos de cítricos pero solo quedaba uno con lo cual me tuve que pedir el de frutas del bosque. Solo puedo decir que el helado de cítricos casero estaba esquisito, de los mejores que he probado en mi vida, solo comparables con los helados cremosos que nos tomamos en Melbourne (solo de pensarlo me caen las lágrimas, quien los pillara!!!).
Del precio prefiero no comentar nada, simplemente echad un ojo a la nota porque habla por si misma. Creo que todos coincidiremos en que la relacción calidad precio es inmejorable.
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