jueves, 8 de enero de 2015

El Choco se muere con 50 años

El bar que nació como restaurante cierra este sábado aunque su último responsable, hijo de los fundadores, no descarta seguir en la hostelería

No hay como morirse para que te echen de menos. El Choco, uno de los bares de copas de referencia en Vigo, agonizaba en soledad soportando diversos contratiempos que lo abocaban a bajar el telón. Y desde que sus responsables anunciaron que después de las fiestas navideñas echaría definitivamente el cierre, buena parte del público que en los últimos tiempos le había dado la espalda, entró en pánico y volvió a acudir de forma masiva al espacio ubicado en la calle Alfonso XIII. Los clientes volvían a buscar hueco en la barra, a llenar las mesas de las dos plantas y hasta de la terraza del fondo a pesar del frío.
Llegaban atacados por la nostalgia de lo que está a punto de desaparecer y atraídos por la programación especial que se diseñó para la despedida. El calendario de actuaciones arrancó el 12 de diciembre y a lo largo del mes se sucedieron conciertos, sesiones de Dj?s y hasta la proyección de un documental sobre el pionero del cine José Gil. En enero ha continuado la actividad, pero se acerca la fecha prevista para la despedida.
Mañana, jueves, a partir de medianoche Bea y Paulo ofrecerán su repertorio de temas de pop. soul y rock. Dos días más tarde, el sábado, 10, será la ultima vez que el Choco abra sus puertas al público.
Según explica José Lorenzo, hijo de los fundadores del establecimiento que nació como restaurante en 1964, «los problemas legales unidos al mal estado del edificio desde hace años hacen inviable la continuidad». El local, alquilado, es de renta antigua y la nueva ley de arrendamientos urbanos obliga a renegociar el contrato, pero el inmueble no está en buenas condiciones. «Yo me he pasado muchos años tapando agujeros y resolviendo siniestros», indica. A partir del día 10 tendrá un mes para recoger todo el material y luego se lo tomará con calma. «Después descansaré hasta la primavera. No tengo nada en vistas, pero de cara al futuro no descarto abrir otro bar, ya que llevo toda la vida entre la barra y la cocina». Pero lo que sí tiene claro es que no se llamará Choco. «Ni Choco 2, ni nada parecido porque en otro lugar ya no será lo mismo. Hay que pasar página», opina.
Además de coger el testigo de sus padres en la hostelería, José es biólogo y quizás por eso se sirve de un símil acorde con su formación universitaria: «Al contrario que el choco y otros cefalópodos, que tienen un ciclo de vida muy corto, el local ha permanecido activo desde su apertura, medio siglo de vida...». Recapitulando, Lorenzo recuerda que fueron sus progenitores, los redondelanos Armindo y Pilar, los que apostaron por abrir en Vigo un restaurante que en aquella época fue «moderno como pocos». En Redondela ya habían regentado otro y al nuevo decidieron bautizarlo en honor al cefalópodo emblema de su villa natal.
«Disponía de zonas diferenciadas que le daban mucho movimiento y que hacían necesaria la atención de numeroso personal. Además de un comedor privado y la entreplanta, daba juego la terraza con la que ya contaba entonces, sobre todo a la hora de las celebraciones, bodas, comuniones y bautizos. Fue un referente en la restauración de la ciudad, hay pocos vigueses de la época que no lo recuerden», asegura.
En 1999, tras la jubilación de Pilar y Armindo, el Choco vive una segunda vida. Lo remodelan respetando su estructura, conservan y reciclan muchos de sus elementos originales para que no pierda su identidad y emprende su nueva etapa bajo el impulso de la siguiente generación de la familia Lorenzo-Lago y amigos. «El Choco Bar ya era vintage», advierte sobre el local de emblemáticas escaleras, un clásico que se va.

1 comentario:

  1. Sempre queda poder ir tomarlle unha copa ó Tinta Negra, rexentado polos sucesores do Choco. Un bareto cool, imprescindible en que ás veces tamén hai picoteo rico, de caste lle vén ó galgo!

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